Isis Frandsen

You can see right through me, walk right by me... and never know I'm there.

Al ser la más pequeña en su familia, Isis creció siendo una muchacha solitaria... y hay que decir que esa situación no ha variado demasiado con el paso del tiempo. Cuando hablamos de Isis Frandsen hablamos directamente de timidez, así de claro. Y no es simplemente la clase de timidez que te hace sentir incómodo intento hablar con desconocidos, no, es mucho más que eso.

Isis tartamudea. No siempre, pero la gran mayoría de las veces. Especialmente cuando habla con personas en quienes no confía o a quienes no conoce demasiado (Traducción: casi todas las personas). Sí, tartamudea... le tiembla el labio inferior al hablar y en ocasiones hasta le sudan las manos, hasta ese punto llega su incomodidad. Con personas a quienes ya conoce al menos un poco... lo normal es que deje de tartamudear y reemplace esto por larguísimas pausas entre frase y frase que contienen todas sus dudas respecto a lo que está a punto de decir, socializar requiere prácticamente siempre una gran cantidad de esfuerzo para ella.

Con sus amigos, los pocos que tiene, puede llegar a ser realmente tierna y muy cariñosa. Incluso, si se siente aceptada, olvida con facilidad su miedo al ridículo.

Cuando está nerviosa (y quiero decir realmente nerviosa, mucho más de lo normal) lo común es que hable exageradamente rápido (se requiere de un buenísimo oído para entender todas y cada una de sus palabras en esos casos) y muchas incoherencias. La gente tiende a reírse muchísimo de ella en estos casos. Ya está tan acostumbrada que ni siquiera le molesta.

Puede que esté mucho tiempo sola, eso es cierto, pero no significa que le guste. Isis no niega nunca que le gustaría dejar de ser el mar de inseguridades que es y convertirse en alguien más sociable y con quien las personas disfrutaran pasar el tiempo. Le gusta la compañía de las personas y está dispuesta a hacer lo que sea por mantenerla, lo que la convierte en una persona sumisa y peligrosamente influenciable. Siempre tiene un ‘perdón’ o un ‘disculpa’ en la punta de la lengua (a veces ni sabe por qué se está disculpando, pero bueno, lo hace igual). No sabe negarle cosas a la gente ni tampoco sabe ser hiriente y es incapaz de defenderse la mayoría del tiempo.

Ñoña. Compensa su falta de vida social con estudio, se pasa la vida metida en la biblioteca estudiando para sus clases o devorándose el primer libro que llegue a sus manos. Disfruta especialmente cualquier cosa relacionada con Historia de la Magia, su materia favorita.

All the lonely people, where do they all belong?

Alphonse siempre marcó la nota alta entre los Frandsen, familia sangre limpia, desde que era un bebé. Demasiado blando, demasiado pusilánime... así solían llamarlo sus hermanos. Desentonó aún más con su familia cuando resultó ser el único Hufflepuff entre seis hermanos y terminó por separarse de ellos cuando se enamoró de una compañera de casa dos años menor de origen muggle llamada Lisa Marie Thade.

Los padres de Alphonse nunca apoyaron la relación, por supuesto, así que la mantuvieron en secreto hasta que Lisa se graduó de Hogwarts. Alphonse escapó de su casa y se casó con Lisa, jamás escuchó a quienes le dijeron que era demasiado joven y que luego se iba a arrepentir: Alphonse simplemente siguió su corazón.

Se mudaron a Manchester, en donde vivían los padres de Lisa, y comenzaron una nueva vida allí lejos del resto de los Frandsen.

No tardó mucho en unírseles un nuevo miembro a la familia, el pequeño Marius. Marius resultó ser siempre un niño serio y aplicado, nunca daba muchos problemas y siempre obedecía a sus padres: un encanto de niño. Nadie se sorprendería cuando, años después, Marius fuese seleccionado para Ravenclaw en Hogwarts.

Un año después se unió a la familia un desorden andante mejor conocido como Melchior. Bromista, juguetón y travieso por donde se le mirase, Melchior compensaba con su desorden todo el orden que Marius había traído a su familia. Durante sus años en Hogwarts fue un Gryffindor que gozó de bastante popularidad.

Alphonse intentó retomar el contacto con su familia, intentando que sus padres llegasen a conocer a sus nietos, pero le fue más que imposible. Lo máximo que consiguió fue hablar con sus hermanos un par de veces, pero aparentemente ellos tampoco estaban muy interesados en conocer a unos sobrinos mestizos.

Ya rendido con los Frandsen aparece Seth, dos años menor que Melchior. Si Marius era el extremo del orden y Melchior era su opuesto, Seth estaba en el medio. Hufflepuff al igual que sus padres, fue el hijo consentido durante mucho tiempo.

Alphonse y Lisa ya no pensaban tener más hijos, así que se dedicaron a trabajar (ambos eran sanadores en un pequeño hospital mágico en Manchester) y a criar a sus hijos lo mejor que pudieron.

De un ‘descuido’ salió Isis Frandsen, la pequeñita de la familia. Para cuando nació la pequeña, Seth acababa de entrar a Hogwarts, así que la niña pasaba todo el tiempo con su madre en casa, sin saber realmente lo que era jugar con otros niños. Nunca hizo amigos, no llegó a establecer contacto con más niños magos y los niños muggles siempre la rehuían por los accidentes que ocurrían a su alrededor (accidentes que, en realidad, eran demostraciones de magia). Se volvió tímida, sentía que simplemente no era aceptada en ninguna parte.

En Hogwarts fue sabiamente enviada a Ravenclaw. Aún ahora, en su sexto año, sigue siendo tímida y sin muchos amigos. Tiene notas envidiables, eso sí. Sueña con ser sanadora, al igual que sus padres y su hermano Marius.

Happiness, something in my own place.