Desayuno por la mañana.

2 de Septiembre 1976 | 6:50 a.m.
Reservado: Merodeadores

El despertador repiqueteaba incesante, anunciándole al joven Lupin que el tiempo de su sueño había terminado. 5:30, lo adivinaba sin voltear a mirar los números en el reloj, era la hora a la que sonaba siempre. Abrió los ojos lenta y forzadamente para apagar el despertador antes de que Sirius le echara una maldición por despertarlo tan temprano. Él solía madrugar pues tenía cosas que hacer como una ronda matutina, una ducha, y desayunar. Era parte de la rutina diaria.

Salió de la cama después de un momento que se concedió para espabilarse un poco. Miró a su alrededor y todos aun dormían, no era ninguna novedad. A penas entraba un poco de luz por las ventanas. Se encaminó al cuarto de baño y se dio una ducha con total calma y después de tomarse su tiempo para vestirse y arreglarse, se acercó a las camas de Sirius y James para despertarles. 6:00 am, una hora razonable para bajar a desayunar, pero las sabanas como siempre se negaban a soltar a sus amigos así que se adelantó e hizo su ronda mientras bajaba al Gran Comedor, sabía que más tarde lo alcanzarían ahí.

Había poca gente en las mesas ya que era temprano. Caminó hacia los lugares usuales, dedicando una sonrisa a quienes estaban en su mesa y se sentó en a preparase una tostada con mermelada para acompañar su chocolate caliente. Se dispuso a leer un poco mientras esperaba a sus amigos, para su buena fortuna había un libro que había sacado de la biblioteca porque lo necesitaba para los deberes, y había terminado convertido en lectura recreativa en lugar de sólo obligación.

Ese despertador del demonio que no dejaba de sonar, no sabía cómo era que lunático soportaba estar despierto desde tan temprana hora, colocó la almohada sobre su cara para escuchar lo menos que podía aquél infernal ruido, agradecía que Lunático lo hubiese callado o si no se habría encargado lanzarlo por la ventana de los dormitorios, debía admitir que el que le despertaran de sus sueños le ponía un poquitín malhumorado. Pasaban de las seis y si no se apresuraba a alistarse llegaría tarde a la primera hora de clase, salió de la cama de un brinco al mirar bien el reloj que se encontraba en la mesita de noche. –¡Cornamenta, considérate muerto si no te despiertas en este instante!- Dijo arrojándole una almohada para que por fin saliera de la cama, al darse cuenta que era un caso perdido Sirius dejó de preocuparse por James y se metió a la ducha, se bañó rápidamente y se aseó con tal agilidad que podía jurar que si así jugara en el Quidditch sería más fácil para Gryffindor resultar campeones.

Se vistió con el uniforme, aunque como era de esperarse con la camisa por fuera, la corbata floja y la túnica colgando apenas de sus hombros, tomó la mochila apresurado y después sacó su varita. –Lo siento cornamenta- Se disculpó y antes de salir de los dormitorios de los chicos le tiró un chorro de agua para que se despertara por fin. –¡Te veo abajo!- Se despidió con un grito y así bajó las escaleras hecho un rayo, atravesó la sala común y por poco y tropieza cuando Mandy la chica rubia de sexto le miraba con fijeza, se limitó a guiñarle un ojo y seguir su camino en dirección al gran comedor.

Luego de cruzar aquellas enormes puertas de roble, buscó con la mirada a Remus, quien seguramente ya estaba listo y comiendo plácidamente, frunció el entrecejo y caminó directamente hacia donde él estaba con una mueca de fingida indignación pero en el camino una chica de la cual no recordaba el nombre le preguntó acerca de una cita el día anterior, negó como queriendo explicar el porqué de su ausencia sin embargo terminó por decir –“Me estoy muriendo de hambre linda, te veo luego”- Y así, llegó hasta donde su amigo estaba. –¡Lunático! Qué gran amigo eres, acabas de dejarme dormido y ¿Sabes? Se me hizo tarde por tu culpa, ahora tendré menos tiempo para devorar la mayor cantidad de comida que pueda, debería darte vergüenza- Finiquitó sentándose al lado de su amigo y dándole una palmada en el hombro, lanzando una mirada a toda la comida del sitio esperando decidirse por lo primero que sería comido por el Black.

Sus ojos color miel recorrían con entusiasmo cada palabra del libro de Transfiguración que tenía en mano, sin duda alguna la lectura era otra de sus pasiones, le sumergía en un mundo maravilloso completamente alejado de la realidad y le incitaba a experimentar nuevos sentimientos, sensaciones que tal vez en el mundo actual no las viviría. Cogió un pedazo de tostada que habìa en el centro de la mesa y sin despegar sus ojos del libro la llevó a su boca, para después tragarla; En el Gran Comedor había un gran silencio, consultó su reloj y se dio cuenta que quedaba menos de una hora para entrar a Clase de Pociones.

El joven Lupin no pudo terminar de comer la tostada cuando una voz excesivamente familiar le llamó -Sirius, yo no tengo la culpa que tanto James como tú tengan un sueño tan pesado, que ni siquiera el Expreso de Hogwarts les despertaría- inquirió Remus en forma de defensa, al igual sabía que Sirius lo hacía solo por molestar, pero le restó importancia, sintió la mano de Sirius sobre su hombro y después rió al observar la cara que éste había puesto al mirar toda la comida que tenían frente -Por lo visto ésta mañana, tienes un apetito feroz- agregó con un tono de voz tranquilo.

Se sirvió un poco de zumo de calabaza -uno de sus favoritos- y volvió a fijar su mirada en su amigo -¿Qué tal la noche Canuto?- preguntó Lupin mientras daba un gran sorbo a su jugo. Chicas de mesas vecinas tenían la vista puesta en éstos dos, como siempre Sirius tenía alborotadas a más de la mitad de estudiantes del Colegio, Remus no sabía cómo se las ingeniaba Black para cumplir con todas, negó levemente con su cabeza cuando éstos pensamientos cruzaron por su cabeza. Así era Sirius, nunca cambiaría.

Ese era su amigo Remus, siempre sumergido en los libros, disfrutando de las lecturas como si fuesen lo mejor del mundo, solía perderse en estas regularmente, Sirius no compartía esa opinión del todo, pero aun así a Remus le agradaba bastante leer; había casos en los que los merodeadores charlaban de cosas sin importancia, y al preguntar algo a Remus el respondía acertadamente sin importar que se encontrara leyendo, lo que comprobaba que, podía fácilmente estar ‘en dos partes a la vez’, bastante curioso, sorprendente para Sirius quien tenía que concentrarse bastante para poder leer un capítulo de historia de la magia, sin mencionar su humor explosivo cuando sus compañeros se encargaban de causar alboroto, o charlas que le desconcentraran.

“¿De qué hablas Lunático?” Preguntó haciéndose el desentendido cuando su amigo mencionó su pesado sueño, bueno, algo de ello era cierto, pero tampoco era de exagerar, solo sin tomar la cuenta la ocasión que incluso tuvieron que estrujar a cornamenta y aún así no reaccionaba. Suspiró “Lo tengo, enserio, pareciera como si me hubieran tenido con una correa del cuello hace días sin dejarme comer… sabes a lo que me refiero” dijo alzando un poco las cejas recalcando aquello de la correa en el cuello, debido a su ‘afecto por los perros negros y grandes’, sonrió divertido y miró la comida.

Extendió su mano hacia el plato con tostadas para de esta forma tomar uno y untarle un poco de mantequilla, miró a Remus luego “Estuvo bien, dormí como un oso y eso es mucho decir sabes que no siempre duermo tan a gusto en las camas del colegio” bromeó divertido pues en realidad siempre consideró las camas del colegio más cómodas que su cama en la casa de los Black, suponía que tenía mucho que ver el ambiente que le rodeaba, por ello, Sirius trataba de llenar su habitación de buenos recuerdos, deseando olvidarse de lo que realmente sucedía fuera de esta. “¿Y tú que tal dormiste?”

Sirius y James, sus dos inigualables amigos. ¿Quién iba a pensar que alguien tan reservado y tranquilo como Remus John Lupin, se compaginara también con aquél par de traviesos? Pues sí, la vida daba muchos giros y ese era uno de esos tantos. Remus se sentía agusto con sus amigos, si algo él valoraba era exactamente eso, la fidelidad que debe existir entre cada uno de sus amigos y viceversa, el simple hecho de existir sin ellos era algo tan remotamente absurdo, que ni quería pensarlo; Se llevó un trozo de tostada a su boca y lo tragó en cuestión de segundos, a pesar de ser tan delgado, Remus acostumbraba a tener un apetito feroz, tal vez con el paso de los días el ver cómo devoraban la comida James y Sirius le había creado un mal habito. Rió un poco al pensar ésto.

Mantuvo su clara mirada fija un momento en el rostro de su amigo. Las palabras de Sirius le habían llegado de forma extraña. Cerró sus puños con fuerza, tanto él, como James y Peter habían quebrantado un sin fin de reglas para poder acompañarle cuando 'la transformación ocurría', había ocasiones en las que deseaba ser normal como todos sus compañeros, en donde no tuviera que poner en peligro la vida de sus amigos, si algo les llegase a pasar, si por culpa de él se llegasen a lastimar, nunca se lo perdonaría, es más sería capaz incluso de alejarse de todos, lo menos que quería era causar problemas, pero por algo el destino le había jugado una broma, una broma de muy mal gusto.

El brazo de Sirius cruzó media mesa, haciéndole volver de su ensimismamiento. Lo imitó cogiendo otra tostada y untándole mantequilla de la misma forma. Esperaba que Canuto no hubiese visto su reacción, no quería preocuparlo, ni mucho menos. -A pesar de los ronquidos ensordecedores, tuve una buena noche- se encogió un poco de hombros; Después de unos instantes alzó nuevamente la tostada llevándola a su boca. Su mirada aún no estaba fija en nada. Se sirvió un poco más de jugo, dejando el vaso a un costado. -Es algo tarde, James y Peter ya deberían estar acá. Esos dos no cambian- comenzó a decir más para sí mismo que para su compañero.

Continuó comiendo, había visto la reacción de Remus, su seriedad y su expresión pensativa, sin embargo no se imaginaba cual era el motivo por el que su amigo se encontrara así, de hecho, si supiera que era por lo de ‘la transformación’ y por el ‘riesgo que se toman los tres al estar conmigo’, Sirius se molestaría mucho pues tendría que responder de la misma forma ‘No seas ridículo Lunático, somos amigos y no te dejaremos solos’ A pesar de que Remus trató de alejarlos constantemente en anteriores ocasiones, la necedad del Black era superior a cualquier tipo de insistencia que tuviese Remus para convencerles, y al final, terminaba accediendo a que lo acompañaran. A Sirius no le agradaba que lunático tuviese miedo de herir a cualquiera de ellos, porque para el Black, la amistad era tan valiosa, que era capaz de sacrificarlo todo por mantener a salvo a alguno de sus amigos. Sin importar las circunstancias en las que se encuentre.

El gryffindor alzó una ceja mientras entrecerraba un poco los ojos, una expresión algo extraña pero que demostraba duda. “¿En que estás pensando?” Preguntó al segundo siguiente mientras masticaba un pedazo de tostada, ya le habían dicho ‘No hables mientras estás comiendo!’ pero bueno, estaba de sobra decir que él era Sirius Black y que los modales no cabían en su peculiar personalidad. “¿Cuáles ronquidos?” Bromeó divertido, pues sabía de antemano a que se refería su amigo con aquello de los ronquidos, claramente, y aunque nunca lo admitía, debía aceptar que… de vez en cuando roncaba un poco, solo un poco y no muy fuerte. Solo que, su amigo lunático por ser un licántropo tenía el sentido del oído más desarrollado y por eso escuchaba los ronquidos más fuertes.

“¡Son unos irresponsables!” Elevó la voz mientras abría un poco más los ojos como si se sorprendiera de la irresponsabilidad de sus amigos, cuando en realidad le era más que natural que aquellos dos se despertaran tan tarde, y de hecho, milagrosamente él logró despertarse un poco antes, pues también les seguía el sueño casi siempre, él único puntual siempre resultaba ser Remus. Llevó una mano a su mentón y recargó el codo sobre la mesa, apoyándose así en una cómoda posición. “Cambiando de tema, lunático ¿Y qué me dices?¿Alguna chica en la mira? Ya es tiempo de que reveles el rompecorazones que llevas dentro y yo apuesto por…” busca con la mirada a una chica de Ravenclaw, rubia y bastante agradable que se la pasaba todo el tiempo mirando a Remus. “Por Donna, es linda, además, tienes el camino sencillo, se nota que le atraes, si no, no estaría mirando hacia este lugar. Y más exactamente, a ti” Dijo sonriendo de medio lado.

El chico despertó entre gritos en medio de una pesadilla donde todos los de último curso de Slytherin lo habían logrado atrapar después de una travesura realizada por los Merodeadores. Cuando reacciono a que todo era un sueño pudo notar desde la otra cama los ojos avellana del chico que lo mantenía colgado de una pierna en el aire, como si estuviera sostenido por una mano invisible

-No fue mi culpa – Aseguró manoteando en el aire dándose cuenta de lo tarde que era -¡Remus no activo el despertador!- se quejó sabiendo que aquel horrible sonido que lo habían molestado durante sus sueños hacia ya varios minutos eran procedentes del horrible aparato de su compañero de habitación.

En cuanto quedo libre de la mano invisible salió a la máxima velocidad que sus piernas le permitían, apenas dejando que el agua tocara su piel en la ducha y fingiendo lavar su cuerpo, tomo su ropa de un montón del costado de su cama y bajo las escaleras de las habitaciones haciendo malabares mientras abrochaba su pantalón y sostenía su corbata con la boca. Atravesó el retrato de la dama gorda huyendo de los múltiples objetos que le lanzaron chicas indignadas y reclamos sobre su camisa desabrochada.

Los pasillos ya se encontraban abarrotados de chicos de todos los niveles de todas las casa. Peter choco con más de una persona en su intento de atravesar el mar de gente mientras se terminaba de vestir. Sus ojos se llenaron de alivio cuando por fin vio el Gran comedor, había comenzado en pensar en volverse rata para llegar a tiempo.

-Remus! Tu despertador no sonó! – Grito aún antes de llegar con la mirada fija en la comida. Su cabello iba semi húmedo y su camisa se encontraba mal abrochada, mientras que la corbata estaba amarrada de forma extraña.

Mascullo algo entre dientes similar a “buen día, es tarde” y se dispuso a sentarse y tomar un pan con su mano, sus cabetes estaba desabrochados lo que provocó que tropezara y cayera sobre la mesa, Peter metió las manos tratando de evitar manchar su uniforme y su mano se hundió en un traste de mantequilla

¡Demonios! – Gimoteó viendo el desastre


PC: Remus Lupin

La hora del Desayuno era la más importante del día, sus padres le habían inculcado la educación de nunca perderse aquella comida del día, tal vez la cena podía suspenderse, pero había una vieja frase que siempre sonaba en su cabeza. 'En la maña desayunarás como rey, por la tarde comerás como principe, y por la noche cenarás como mendigo'. Sí esa frase la recordaría siempre; Cogió un pedazo más de fruta y se lo llevó a su boca. Justo antes de que Sirius hablara de nuevo. Definitivamente Remus no era un rompecorazones, de hecho estaba lejos de serlo. Cuando de chicas se trataba, el castaño se quedaba indefenso, de hecho su nerviosismo era tan perceptible que muchas chicas utilizaban eso a su favor, cuando Lupin les asesoraba con algunas materias, por que está de más decirlo que Remus era un chico estudioso y responsable, sus maestros siempre le premiaban su esfuerzo, y era algo de lo cuál Lunático estaba orgulloso. De pronto escuchó el comentario de Sirius. No se inmutó, era normal que Sirius tratase de emparejarlo con medio colegio, ya hasta se había acostumbrado. -¿Donna eh?- dijo siguiendo su juego y volteando hasta donde la Ravenclaw estaba y saludándole de lejos. -No, no es mi tipo- dijo reincorporándose y fijando de nuevo sus azulados ojos en Black.

Volvió su atención a su desayuno, cuando de pronto los ruidos de Peter le hicieron sobresaltarse. -Remus! Tu despertador no sonó! . Fue un pequeño detalle, Remus lo había apagado antes de salir de la habitación. No realizó ningún comentario al respecto, porque no hubo pasado mucho tiempo antes de que Peter Pettigrew tropezara con la mesa e hiciera un desorden. -Por Merlín Peter, Debes tener más cuidado. ¿Cuántas veces te lo he dicho?- negó levemente con su cabeza sin despegar sus ojos del pequeño Gryffindor. A pesar de su torpeza, Peter se había portado como un buen amigo, Remus le agradecería infinitamente el hecho de haber adoptado la animagia, sólo para poder ayudarle cuando 'la transformación' ocurría. El tenía los mejores amigos de todo el mundo, los más preciados, Y nunca, nunca los cambiaría.

Remus trató de cambiar la conversación, pues no era nada divertido que todos los estudiantes de las casas vecinas les vieran como criaturas en exhibición. -Sirius, si no me equivoco. Y según mis cálculos la temporada de Quidditch está por comenzar ¿No?- preguntó con cierto interés Lupin. A pesar de no practicar aquél deporte, Remus se entusiasmaba con cada encuentro de Quidditch, era sorprendente la forma en que los Jugadores se entregaban a aquél deporte, además de ser el favorito de James y Sirius.

Elevó y bajó las cejas continuamente de manera rápida, como quien evalúa a su presa próxima, o mejor dicho como quien ayuda a evaluar a una próxima presa. Pero no, Remus parecía no mostrarse interesado por Donna, la guapa y lindas piernas Donna Campbell. –Vale, si no quieres a Donna, me la quedo yo, pero bórrala de tu lista, que las chicas de los amigos no se tocan- Rió entre dientes porque no se imaginaba a Remus siquiera pensando en acercarse a la atractiva Ravenclaw. –Te lo pierdes- Se encogió de hombros, daba igual en ese momento, lo que había notado de unos días atrás hasta ese mismo, era que Sugar parecía estar molesta con él la mayoría del tiempo, sobre todo si le encontraba conversando con chicas. -¿Entonces cuales son tu tipo Moony?- Preguntó curioso, por raro que pareciera jamás había hablado de aquello exactamente, casi siempre evitaban las conversaciones que pudiesen resultar fuera de lugar, sin embargo aquella pregunta si que le provocaba curiosidad.

Su atención rápidamente se desvió hacia Peter luego de escuchar aquella expresión, y lo siguiente que vio fue la mano del chico hundida en la mantequilla. Una estruendosa carcajada se apoderó de toda la mesa de Gryffindor, Sirius Black no se podía contener, al menos no con una escena así, porque definitivamente Pettigrew era todo un caso –Vamos! Hombre que no puedes ver por donde caminas?- Preguntó cuando su risa se hubiese calmado casi por completo.

Giró sus ojos grises a lunático y asintió –¡Si! Y por Godric que este año vamos a ganar la copa Moony ¡Así te lo digo! Este año Gryffindor la alzará a dos manos! Estoy seguro- Confiado y con una sonrisa llena de suficiencia, Sirius Black se mostró comprometido con lo que decía, porque era obvio que no iba a dejar ganar a ninguna otra casa, ni Slytherin, porque eran unos presuntuosos la mayoría de ellos, ni Ravenclaw, sin importar que la capitana estuviese bastante guapa, o Hufflepuff, donde se encontraba uno de sus grandes amigos. No por ello, les iba a dejar llevarse la victoria.

Le incomodaba –en cierto sentido- cuando sus amigos empezaban a molestarlo con eso de conseguir una chica, él jamás sería bueno para entablar relaciones con muchachas, inclusive se le dificultaba siquiera establecer una conversación decente con alguna chica linda. Para él sólo había una chica que inundaba su cabeza, y a pesar de saber que era un amor imposible, él siempre velaría por el bienestar de Lily Evans. -De acuerdo Sirius, puedes quedarte con Donna, pero hablando de eso. ¿Cuándo te decidirás sólo por una chica hombre?- cuestionó con cierta curiosidad Remus, ya que tanto Sirius, como James, eran más que los ‘chicos guapos de Hogwarts’, se traían muertas a muchas, pero ninguno de los dos se decidía por entablar una relación seria, con futuro. Negó lentamente al escuchar el ‘Te lo pierdes’ de Sirius, porque en realidad él no lo veía desde esa perspectiva, él por su parte – a pesar de su timidez- solía ser un chico tierno y romántico. -¿Mi tipo?- preguntó el joven Lupin con un notorio dejo de sorpresa. Jamás se había hecho esa pregunta a sí mismo, tanto que él no tenía un estilo predefinido. Remus era más de esos chicos que se guiaban por el corazón, él soñaba con encontrar a esa chica perfecta para él, a esa ‘media naranja’, a esa persona que le amaría de la misma forma que él lo haría.

-En realidad jamás había pensado en eso Sirius, y es muy extraño. Pero no soy demasiado exigente, me gustaría una chica con la cual pudiera hablar de todo, una mujer que fuera tierna y dulce, pero a la vez con carácter, alguien inteligente y que sepa tomar decisiones…. No sé- tal vez y había hablado de más, pero sólo estaba diciendo lo que su corazón le decía, y nada más. Después escuchó que los miembros de la mesa de Gryffindor habían comenzado a reírse estruendosamente. Frunció un poco el entrecejo y después torció el labio inferior. -Peter, ¿Te encuentras bien?- preguntó con un poco de confusión. Remus no estaba de acuerdo cuando los demás se burlaban de la desgracia de los demás. Ayudó a su compañero a tomar asiento y después volvió a su lugar.

-Ya veo, enhorabuena les deseo éxito este año Sirius- agregó Lupin más animado y volviendo a coger un pedazo de tostada, se la llevó a la boca y le dio un gran bocado. -Claro, Gryffindor será victorioso, yo tampoco tengo ninguna duda al respecto. Viva Gryffindor!- Terminó Lupin, esbozando una sonrisa triunfante.