Sábado; Prefectos & Deberes.

por **ALICE KERSHAW** Miér Jul 27, 2011 9:17 pm

Sábado; 05 de Septiembre|| {Frank Longbottom}

-Yo no lo hice, es obvio-repitió con voz calmada, aquella extrovertida prefecta.Y no mentía, en esta ocasión en particular no había sido ella quien había hechizado el techo de los pasillos de las mazmorras para que lloviera baba de troll. Idea absolutamente genial, si le permitían opinar, algo asquerosa sí, pero sin duda muy divertida de apreciar. Alice tenía sus sospechas, estaba clarísimo que aquello llevaba el sello Gryffindor impregnado, pero ni quería ni se atrevía a aventurarse en suposiciones que quizá llevarían a someter a alguno de sus pequeños compañeros a un castigo. Un Gryffindor nunca traiciona...sea la ocasión que fuese y en definitiva ella no sería la primera en hacerlo. Por lo que con un encogimiento de hombros y una sonrisilla inocente, la castaña se mantuvo en su firme postura. Ella no era culpable, pero tampoco hablaría.

El Profesor de Pociones continuó con el interrogatorio, dando vueltas alrededor de la castaña como si de un buitre se tratara, observando, analizando, no conformandose con la información que ella le proporcionaba. Y es que sencillamente no aceptaba que la presencia de Alice Kershaw y su sonrisa divertida en el lugar de los hechos fuera mera coincidencia o como ella había insistido, culpa de cumplir sus deberes de prefecta. Manteniendo brazos y piernas cruzadas, la chica no se dejó intimidar y continuó firme en su resolución. Claro que podía notar como segundo a segundo el profesor se iba alterando cada vez más o como sus nudillos se volvían blancos del enojo contenido. Lo cierto era que no entendía porque se molestaba tanto. Solo era una muy buena cantidad de baba que se había quedado impregnada tanto en su cabello como en su túnica, nada que no pudiera quitarse con un buen baño y un hechizo de limpieza ¿No? Pero si en algun momento paso por la mente de la Gryffindor que el profesor la dejaría marchar así como así, estaba muy equivocada. Abrió los ojos desmesuradamente, arrugando la nariz en un mohín contrariado al escucharlo. ¡¿Cómo se atrevía?!

-¡Pero eso es muy injusto! Usted no tiene pruebas de que haya sido yo la causante de esa broma, por más buena que haya sido, claro que yo le hubiera agregado un par de hechiz...-la castaña interrumpió su propio monólogo al ver que solamente estaba cavando más su tumba con el quisquilloso profesor y negó con la cabeza.-Ese no es el punto. Yo no lo hice y esos deberes extras son excesivos!-se quejó por último, no pudiendo evitar el tono de reproche y el puchero de disgusto que se asomaba en sus labios por la injusticia que se estaba cometiendo. ¿Cómo se suponía que terminaría a tiempo una exhaustiva reseña de todos los ingredientes habidos y por haber usados en las pociones a lo largo de sus años escolares? ¡Era un exceso!¡Un abuso!¡Una tiranía! Frunciendo el ceño y adivinando que no conseguiría nada de ese profesor, Alice se puso de pie, recomponiendo la expresión dignamente y echandole una mirada airada al profesor, se giró sobre sí, haciendo revolotear sus cabellos y dirigiendose a la puerta. -Si me disculpa, profesor, tengo un muy injusto trabajo que realizar para un muy desconsiderado profesor, con su permiso.-exclamó, cerrando con firmeza la puerta de su despacho y abandonado con pasitos rápidos e indignados, las mazmorras.

¿Primer destino? La Biblioteca. Tenían que castigarla justo hoy...¡Sábado! Hoy que tenía planeadas muchas cosas, claro estaba que ninguna involucraba el desperdiciar su valiosa tarde escribiendo deberes inmerecidos de pociones pero aún así, con todo el optimismo que la caracterizaba, se dispuso a conseguir el material necesario para salir de eso de una vez. Plumas, tinta, algunos pergaminos y los libros necesarios después, esquivó la mirada inquisitiva de la bibliotecaria y abandonó el recinto, dirigiendo sus pasos al único lugar donde conseguiría algo de paz mental y el ambiente preciso para ella: Los Jardines. Tras separar a dos pequeños leones revoltosos de primero, amenazar con quitarle puntos a su propia casa y sonreírle a un par de niñas de primero que parecían bastante angustiadas con el alboroto; continuó su camino, considerando que a pesar de todo, ser prefecta era algo que le encantaba.

La sombra de un árbol era el lugar preciso. Dispuso de sus materiales y se sentó, doblando las piernas hacia un lado y acomodando el libro y pergamino en su regazo en una posición no demasiado cómoda pero aun así preferible a estar encerrada en la Biblioteca. ¡Cómo odiaba estar encerrada! La castaña se ponía de los nervios, inclusive de mal humor si pasaba demasiado tiempo entre cuatro paredes.-Ay Gryffindor´s Gryffindor´s...-suspiró, negando levemente con la cabeza, divertida mientras empezaba a realizar los deberes absurdos.

por **FRANK LONGBOTTOM** Jue Jul 28, 2011 4:50 am

-¿Que pasó qué? - Su sonrisa se fue haciendo una mueca de incredulidad y luego desaprobación. Alphonse Turner llevaba quince minutos intentando decirle como escuchó que el Profesor de Pociones había puesto un castigo injusto. Aunque aún no le había dicho quien, que algo como eso sucediera nunca le agradaba. Y no se quedaría con los brazos cruzados cuando alguien estaba siendo juzgado injustamente sin que antes pudiera interceder para cambiar lo que el profesor piensa. Alphonse lo miraba avergonzado por algún motivo, y ahora que lo pensaba no tenía sentido de por qué el Gryffindor de 5º curso lo había buscado precisamente a el para contarle lo que estaba pasando. - Tu no..tendrás algo qué ver en todo eso. ¿Verdad? - Ladeó la cabeza para parecer casual. Parpadeó ante el nerviosismo del chico -…Alph, si tienes algo qué ver en esto es mejor que me digas ahora. ¿Sabes que no ha estado bien? - El chico asintió. - …Que alguien más esté teniendo el castigo por eso. Yo no diré nada, pero esto simplemente está mal. - Frank no se sentía con la autoridad suficiente (moral y de poder) para irse de lengua. Soplón nunca ha sido. Bah…soplón nunca será. -Iré a hablar con el Profesor. Habrá algo que pueda hacer.

Siempre se podía hacer algo para cambiar las cosas, era una de creencias firmes que tenía. Aunque sea una pequeña acción, esta podría desencadenar una serie de consecuencias positivas que arreglaría las cosas. Antes que nada, esperaba que pudiese encontrar al profesor de Pociones en las mazmorras por que era sábado en la tarde y en días como este había visto a varios profesores en Las Tres Escobas tomando cualquier cosa que les alivianara los ánimos que tienen después de lidiar con adolescentes una semana entera. Para su suerte lo encontró mezclando en un caldero enorme con un cucharón largo. - Profesor Slughorn, ehm…¡¿Cómo está hoy?! -se puso muy eufórico de pronto y se acercó. - Es sábado, no debería andar trabajando. ¿No descansa un poco? Lo imaginé en Hogsmade. - Se acercó a el. Incluso le ayudó a terminar lo que preparaba. Era genuino interés, aunque había algo en el transfondo…no era como si estuviese haciendo algo malo con querer hacer migas con el profesor antes. Se llevaba bien con todos los docentes y les admiraba; tenían el don de la enseñanza (aceptaba que unos más que otros) y cualquier persona que dedicara su tiempo a eso era de valía para él. - Profesor…-se dispuso a improvisar- …¿Ha notado algo raro en los techos? Hace unos días, Peeves hizo gotear los de la Sala Común de Gryffindor. Tomó varios días para que pudiésemos volverlo a la normalidad. ¡Qué barbaridad con Peeves! - Miró al caldero. El Profesor emitió un quejido y le dijo todo: Que había castigado a una alumna por que era sospechosa de haber encantado las mazmorras. Se fue rápido a su escritorio y desenrolló un trozo de pergamino, mojó la pluma fuente en tinta y comenzó a escribir. Al final, le pidió que le llevara esto a esa alumna y el solo asintió. Salió moviendo la cabeza a los lados muy feliz de su hazaña.

-Qué tonto…no sé a quien se la llevaré. - Desenrolló el pergamino y al leer el nombre se detuvo un momento. Volvió a caminar y sencillamente comenzó a pensar qué es lo que diría. Esto lo hubiera hecho por cualquier persona en apuros y haciendo valer todas las de la justicia pero tendría que preguntarle si habría visto algo de lo que realmente pasó como para que la hayan culpado de ser responsable. Alphonse Turner se veía muy arrepentido, pero no podía ocultar su enojo de que por no haber dado un paso adelante alguien más estuviera con un castigo innecesario. Tuvo que subir y bajar escaleras por más de una hora. La Biblioteca estaba vacía, la sala común tenía algunos estudiantes haciendo todo menos deberes de castigo y el Gran Comedor no tenía ni un alma…pero el seguía buscando. Siguió a unos cuantos alumnos hacia afuera del Castillo y rodeó los límites de éste. - Ufa…dudo que se haya ido a la Torre de Astronomía.

La vio a lo lejos y simplemente armó una sonrisa de esas que lo caracterizan. A paso normal, y aún con varios metros lejos de ella. -¿Qué haces aquí? ¡Parece que te escondes del mundo! - Le dijo en voz alta como para que lo escuchara. Al llegar donde ella se sentó a su lado. - …deberes en Sábado. - Suspiró después de mirar el pergamino y la miró fijamente a los ojos. - Lo podrías hacer mañana, pero quizá se trate de un castigo. - Sonrió muy grande y le extendió el pergamino doblado- Te lo manda el Profesor Slughorn.

por **ALICE KERSHAW** Jue Jul 28, 2011 9:32 am

Con el libro aun apoyado en las piernas, la castaña alzó la muñeca, moviendola ligeramente tras haber pasado varios minutos escribiendo en aquella incómoda posición. Sus ojos enfocados en el pergamino, al tiempo que asimila los ingredientes y su mente va procesandolos, recordando y transcribiendo sus propiedades y usos. Dedicada completamente a sus injustos deberes, le resta importancia, al fin y al cabo no le tomará tanto tiempo a diferencia del estudiante que haya sido el causante de la peculiar broma, quien seguramente es algunos años menor y tiene particulares problemas con los Slytherin´s y Slughorn por igual. La castaña tenía sus sospechas. Ciertos alumnos de tercero pero sobretodo un par de quinto eran sus principales sospechosos y ya se encargaría de averiguar bien quien había sido. No para castigarlos, no tenía caso si no los habían descubierto, sino para darle un par de consejos, entre ellos como mejorar sus bromas para que no sean descubiertas en mal momento. Alice Kershaw jamás podría con su genio, por más prefecta de Septimo que fuera.

Su voz la sacó de su concentración. Sin necesidad de alzar la cabeza supo que se trataba de él y casi por inercia una sonrisa llegó a su rostro, como siempre que conversaba con el Gryffindor. Detuvo su pluma y alzó la cabeza, notando que le correspondía a la sonrisa que él mismo llevaba y con la cual le había dirigido la palabra, varios metros más allá. El comentario la sorprendió y le extrañó por igual, permitiendose revelar su confusión, ladeó el rostro, observandolo sin entender hasta que llegó y tomó asiento a su lado. -No me escondo, sí así fuera creeme que no me encontrarías-contestó divertida antes de inclinarse y besar su mejilla para saludarlo. Ella solía hacerlo con frecuencia, quizás más de lo estrictamente normal pero era algo que no podía evitar pues el demostrar su cariño, iba implícito en ella. Y Frank Longbottom era alguien que definitivamente apreciaba. Sin tiempo para permitirle a su mente divagar, se percató de la mirada del castaño, enfocada en su pergamino.-Ehm...-sus labios se despegaron antes de que su cerebro pudiera procesar alguna excusa válida, al tiempo que lo escucha adivinar tentativamente bien lo que se encontraba haciendo.-No es eso...-murmura bajito, tratando de encontrar la manera de excusarse sin mentir pero aun asi evitar delatar a los "culpables inocentes" en su opinión.

Su sonrisa radiante y el pergamino que le extiende la confunden aun más. Opta por quedarse callada al tiempo que lo desdobla y sus orbes grises recorren la caligrafía de Slughorn, sonriendo al enterarse de que no está más castigada. ¡Es libre! Una sonrisa emocionada llega a su rostro antes de congelarse inmediatamente después.-¿Cómo...-no alcanza a formular la pregunta, pues ni siquiera ella misma sabe que es lo que en realidad quiere cuestionar así que niega con la cabeza, sin perder la sonrisa a pesar de que se encuentra completamente descubierta- Todo tiene una explicación, Frank, creo que espero la tuya primero...-añadió, aun sin entender del todo como es que se había librado del castigo y sobretodo cuanto de eso tenía su querido amigo, que ver.

por **FRANK LONGBOTTOM** Sáb Jul 30, 2011 1:51 am

Rodó los ojos hacia el paisaje lejano del Castillo y su sonrisa se quedó ahí. No sabía qué explicación le daría, pero pensaba que no necesitaba darle alguna explicación. Igual que no tenía manera de saber qué es lo que le escribió el Profesor Slughorn a Alice como para que ahora le pida una explicación. Se aclaró la garganta y ladeó la cabeza. – Será una tarde bonita. Ni frío ni calor, cielo despejado…y me sorprende. En Septiembre siempre hay algunas tardes más de lluvia…- dijo sin completar toda la oración, por que el fantasma de su voz se fue desvaneciendo hasta perderse con una brisa que arrastró incluso hojas. Sospechó que eran las primeras en ceder a la próxima estación del año. Miró de reojo al regazo de Alice y le quitó la mano de la pluma fuente, la tomó entre la suya. – …es una linda tarde. –completó la frase de hacía un momento y la miró, encontrando los ojos de ella, prendando los suyos ahí.

Asintió un poco con la cabeza para sí mismo. Sí, había conseguido que dejara de hacer el castigo, pero de ser el querría que le dijeran qué sucedía. Al menos para juntar las piezas del puzzle. – Estaba con Amos hace rato, practicando en el campo de Quidditch y Alphonse Turner…sí, el de quinto, se acercó cuando salíamos de los vestidores. Al parecer estaba rondando por las mazmorras cuando el Profesor te regañaba e imponía el castigo de fin de semana por haber encantado las mazmorras. – Y frunció los labios con disgusto.

La conocía bien. Frank estaba consciente del tipo de sentido del humor que tenía su amiga y compañera prefecta, así que no se dejó llevar por lo que dijo Alphonse. Ese fue el momento en el que decidió aclarar las cosas. - …claro que yo no lo creí. Sabía que no harías eso sin antes invitarme a divertirme un poco también a ver como los Slytherin salían mojados hasta los calcetines de ahí abajo. –Sonrió muy grande y luego esa sonrisa se hizo débil.- Así que fui donde el Profesor Slughorn y le dije que no harías eso. Mencioné a Peeves y lo demás fue muy convincente. – Se calló. Sentía que había hablado mucho pero realmente no había dicho ni la décima parte de lo que tuvo que hablar con el Profesor. Resumido, pero con todo en esencia ahí.

- Y para que sepas…si fue Turner el que encantó las mazmorras. Fue bastante obvio. – Desvió la mirada de la de ella y la bajó un poco a ver las manos de ambos. Se sintió extraño. Había algo que no encajaba en el momento, y no es que se sintiera incómodo, es que no sabía qué era lo que pasaba por su cabeza. – Y…- soltó un suspiro pesado, para aliviar la presión que tenía en las calderas de sus pulmones. - …ni bien mi propia lechuza me hace caso últimamente y me mandó como una a traerte su mensaje.

Rió un poco.

- ¿Está bien esa explicación? – Preguntó bajito.

por **ALICE KERSHAW** Sáb Jul 30, 2011 3:30 am

Siempre le había gustado la manera en la que Frank se expresaba. Quizás no era algo que pudiera explicar con claridad, pero si tenía que hacerlo de algun modo, ella apelaría sin duda a su evidente dispersión. La castaña era bastante buena en sus estudios sí, pero cuando se trataba de dedicarle su entera atención a una charla o situación extracurricular, tenía sus fallas. Extremadamente social como era, habían ocasiones en las que lo parlanchina la metía en más de un lío, por lo que había aprendido hacía mucho a despertar en ella el don de escuchar. Oía, sonreía, entendía y aconsejaba, la mayoría de veces para bien. Pero jamás había podido erradicar de ella, por lo menos no aún, el defecto de ser completamente distraída. Imaginaba, divagaba, soñaba despierta. O sencillamente se aburría. Pero con Frank jamás le había pasado así...y aquello era algo que sin duda le extrañaba. Como ahora, por ejemplo. El Gryffindor saltó por completo su pregunta y en lugar de molestarle, Alice sintió curiosidad, observando aquello que él observaba y asintiendo para sus adentros. Era una tarde bonita, sí.

Lo sintió tomar su mano para retirar la pluma que aun permanecía entre sus dedos y una pequeña sonrisa apareció, inconscientemente. A diferencia de lo que pensó, el castaño no soltó su mano sino que la retuvo, sosteniendola entre la de él. Su mirada se alzó, enfocandose en la suya y tuvo que esforzarse por dedicarle su entera atención a sus palabras y no a la extraña sensación que repentinamente la había recorrido con el pequeño gesto que había tenido él. No era incómodo, tampoco era desagradable, pero lo correcto que se sentía consiguió asustarla ligeramente. Decidiendo que era porque siempre era ella quien tenía la iniciativa para esas cosas, se relajó, manteniendose atrapada tanto en su mirada como en sus palabras. No se sorprendió, ni tampoco interrumpió su relato aunque sí esbozó una sonrisita de complicidad llegado el momento. No necesitaba más que sus palabras, y quizás tambien un poco de sus gestos naturales para comprender todo a la perfección, inclusive aquello que él no había dicho.

-Está perfecta-contestó, aun sonriendo por su comentario anterior-Y..muchas gracias, Frank-añadió, sin explicar el porqué las daba pero siendo consciente de que él entendía a qué se refería. Apretó cariñosamente su mano, con la que aun mantenía sujeta, sin intencion de apartarla sino de demostrar su agradecimiento sin hacer tanto aspaviento. A pesar de que sentía que lo merecía, Alice pensó que quizás no se sintiera cómodo bajo una de sus muy comunes explosiones de cariño y felicidad ¡Que se había librado del castigo! Y todo gracias a él, sin duda no era algo que olvidaría. Manteniendo la vista baja, depositó su atención en sus manos entrelazadas, un par de segundos antes de comenzar a explicarse. -Fue exactamente la sospecha de que Alphonse había hecho una de las suyas lo que me llevó a las mazmorras y si, tal vez me demoré un poquitín en comentarle lo que ya sabía a un par de Slytherin´s de sexto para evitarles el mal trago...solo tal vez -encogiendose de hombros con aire inocente, continuó- Pero estaba por tomar cartas en el asunto cuando llegó Slughorn y su andar apresurado y no quiso escuchar mis advertencias ¡No pude evitar reir!-se excusó, riendo tambien sin poder evitarlo-Se negó a escucharme e insistió en que yo había sido la causante, pero como no tenía como probar que no era cierto ni tampoco delataría a Alphonse, acepté el castigo. Me alegro de que no haya salido nadie perjudicado...-terminó, sonriendo pues a pesar de que sabía que Turner debería ser castigado, su espiritu travieso le impedía cumplir con sus funciones en situaciones como esas.

-Y tienes razón también. Cuando vaya a hechizar las mazmorras para perturbar a un par de Slytherins, te avisaré. Mis metodos no son tan obvios como los de Turner...-añadió, guiñandole un ojo con picardía y utilizando el tiempo futuro en lugar de un hipotetico con toda la intención del mundo. Era Alice Kershaw, después de todo.

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