Locked [Reservado]

Aquel día todo el mundo había estado desquiciado. Gryffindor jugaba contra Slytherin en uno de los primeros partidos del año, y la tensión era tan densa que se podía palpar. Durante la mañana estuvo todo tranquilo, pero notó que todos estaban demasiado afectados, porque ni siquiera Potter la estaba molestando como de costumbre. Pasó la tarde terminando unos deberes que tenía pendiente y luego se vio arrastrada por sus amigas hacia el estadio para presenciar el partido. Bueno, está bien, ella también quería verlo, después de todo era de Gryffindor, y podría no entender nada de Quidditch, pero quería que gane su casa, además que varias de sus amigas jugaban en el equipo.

Durante el partido estaba demasiado tensa debido a los sucios que eran los jugadores de Slytherin, golpeando cuando el árbitro no lo notaba o lanzando Bludgers indebidamente, hasta Lily se podía dar cuenta. Pero eso no les sirvió de nada, ya que la victoria le fue otorgada a Gryffindor. Lily fue hacia los vestuarios a saludar a sus amigas y volvió hacia la Sala Común, en donde ya para ese entonces (media hora luego del partido) estaba atiborrada de todo lo necesario para una buena fiesta.

Dos horas después, se encontraba tirada en el sofá, junto a Alice y Frank, con una cerveza de manteca en la mano, observando como ellos coqueteaban disimuladamente. Desvió la mirada para darles más privacidad, cuando localizó a Potter coqueteando con una alumna de quinto con la pollera muy corta. De repente sintió como una oleada de calor le recorría la espina dorsal, por lo que se puso de pie de golpe. -Voy... a buscar a Remus.- dijo a Frank y Alice. Se libró y se dispuso a encontrar a Remus, que parecía haber sido tragado por la tierra. Cuando después de quince minutos rondando por la Sala Común sin saber muy bien que hacer, Black la interceptó.

Le dio la lata con que faltaban bocadillos, los cuales estaban en el depósito, practicamente empujándola hacia allí dentro, cortándole toda protesta que la pelirroja intentaba formular. De repente, se encontró dentro de aquel depósito en donde se guardaban alfombras, escobas y demás cosas. -¡Maldito seas, Black!- exclamó entre dientes y se dio vuelta, disponiéndose a buscar en el extenso lugar algo que fuera comestible.

Pero algo la dejó plantada en el lugar donde estaba, dura como una roca. Delante de ella, junto a una caja abierta y con un par de botellas de cerveza a su alrededor, se encontraba James Potter, con su pose arrogante y sus cabellos más alborotados que nunca. -Oh, genial.- dijo y resopló, mientras buscaba con la mirada alguna caja, plato o algo que pudiera contener bocadillos.

Durante la mañana había tenido que usar su máximo nivel de concentración
a medida que avanzaban los segundos, los minutos y las horas. Estaba claro que
lo sucedería a continuación no era algo con poca importancia, tenía un partido
de Quidditch de lo más importante, sobre todo por ser contra Slytherin y la
verdad es que estaba preocupado. Preocupado porque debutaba oficialmente como Capitán
del equipo de su casa y no quería que las cosas salgan mal. Es más, había
estado todo el día anterior terminando absolutamente todos los deberes y
estudiando de manera que pocos creían posible en él. ¿El motivo? Estaba claro,
no quería tener otra preocupación en mente que la de vencer a sus archirrivales
en el partido que se avecinaba. Al irse a dormir había intentado soñar con una
victoria aplastante sobre sus enemigos, en la cual por supuesto él tenía que
sobresalir, pero había tenido un sueño totalmente distinto.... el cual contaba
con un hipogrifo que dejaba caer sus necesidades sobre él en pleno partido,
mejor imposible ¿verdad? Se despertó y corrió a desayunar sin tomar en cuenta a
nadie, ni siquiera a sus amigos. A medida que la hora avanzaba se le notaba más
nervioso de lo que acostumbraba usualmente. En los vestidores ni siquiera dio
una charla motivacional como acostumbraba hacer el antiguo capitán, miro uno a
uno a sus compañeros y en pocas palabras resumió lo que sentía. -La
Quaffle debe entrar en su portería más veces que en la nuestra, y la Snitch
debe ser atrapada por nosotros. Suerte, equipo…. –asintió y sonrió con
más confianza, al parecer el acercamiento del partido lo hacía volver en sí.
Dio media vuelta y se dirigió al terreno de juego.


Al finalizar el partido entro cabizbajo a los vestidores, había
cometido un par de fallos producto del nerviosismo, pero aun así fue un aporte
para la victoria, nada mejor para un primer día. -Bien hecho,
muchachos, ahora es la hora de celebrar -dijo dejando en claro lo
merecido que lo tenían. Algunos de los compañeros de casa entraron a felicitarles,
incluyendo a Evans que se fue derecho a saludar a sus amigas que formaban parte
del equipo. Rápidamente se vio rodeado de sus amigos que le decían lo bien que había
jugado y eso ayudo a que su ego se recuperar de manera radical. Bastó con
llegar a la Sala Común para notar la algarabía del ambiente, había celebración para
todos y cada uno de sus compañeros sin excepción. No falto mucho para que las
chicas comenzaran a caerle encima como si se tratara de un mago famoso o de algún
miembro de una banda (que James en el fondo sabía que era ambos y eso le
gustaba mucho), pero una a una iban saliendo de su lado hasta que solo quedo
una chica de séptimo que al parecer había bebido mucho y le coqueteaba de
manera franca y sin contemplaciones. -Claro, eso mismo es lo que yo
le decía mientras me intentaba empujar de la escoba…. Por cierto, ¿alguna vez
has jugado al….. –tuvo que dejar la pregunta a medio acabar porque se
vio arrastrado por Peter y Sirius a un rincón de la Sala Común. Le contaron que
al parecer unos miembros de Slytherin habían logrado colarse al lugar durante
la noche y había puesto una “Falangi” en el depósito, le dijeron que lo mejor
era que la encontrara para que las chicas y los demás compañeros le admiraran
aun más de lo que ya lo hacía. Escucho un alboroto muy cerca y resoplo.
-Canuto, te he dicho que no hay ninguna falangi, además no se…….
–alzo una ceja al ver a Lily Evans en aquel lugar y la puerta cerrada,
no hacía falta ser un genio para saber lo que estaba pasando. “Oh, genial” fue
lo que dijo ella y luego paso olímpicamente de él y se puso a mirar.
-Déjame ver, el truco de los bocadillos que se acaban en la fiesta….
-la arrogancia le destilaba por los poros al hablar. -Es un
truco que usamos el año pasado para encerrar a Sirius con una chica de
Ravenclaw que parecía que gustaba de él, veo que tú también has caído. Antes de
que digas nada, no tengo nada que ver…. Hay una linda chica esperándome allá
afuera y Sirius me pidió que busque una Falangi que dejaron aquí los de
Slytherin. Así que para todos los posibles casos, estamos encerrados aquí.
Se sentó junto a la caja de cervezas que tenia al lado y tomo una mientras
estaba visiblemente molesto, se sentía bastante estúpido cayendo en una broma
que el mismo había inventado. -Por Merlín…. No tengo como quitarle
esta cosa…. -dijo intentando destaparla sin éxito.

Pasó delante de Potter olímpicamente mientras buscaba los bocadillos, aunque la voz del muchacho de sus pesadillas la dejó tiesa. Se volteó lentamente y lo fulminó con la mirada. Por cada palabra que iba saliendo de los labios de James, Lily sentía como su odio y rabia hacia Sirius, y por qué no hacia Potter, iba creciendo cada vez más y más en su pecho. Se dirigió hecha una fiera hacia la puerta y la aporreó con fuerza. -¡BLACK! ¡Dejame salir pedazo de idiota!- gritó, aunque sabía muy bien que: primero, no la iban a escuchar, porque la música en la Sala Común estaba muy alta, y segundo, estaba quedando como una idiota frente a Potter.

Comprobó que no podía abrir la puerta una vez más, y buscó su varita, desesperándose nuevamente, ya que se la había olvidado en su dormitorio. ¿Qué clase de bruja era? ¡Olvidarse la varita en su dormitorio! Si quería ser Auror tendría que estar preparada todo el tiempo. Con un bufido mitad gruñido de frustración, se dio vuelta, enfrentándose con Potter. -Tu debes tener la varita encima.- dijo acercándose a él. -¡Deja esa botella y sácanos de aquí!- dijo mientras le quitaba la cerveza de la mano.

No podía quedarse ahí quieto, con esa expresión arrogante en el rostro. Debía hacer algo. -Hey, si tanto te importa ir con tu fan, abre la puerta, así yo también puedo salir y alejarme de tí.- dijo secamente. -Creeme, no tengo nada de ganas de pasar ni cinco minutos cerca de tu arrogante aura.- finalizó, cruzándose de brazos, pero aún mirándolo fijamente, incitándolo a que la sacara de esa situación.

Parecía como si la botella de cerveza estuviese empecinada
en no ser abierta porque a James le estaba costando un gran trabajo abrirla,
tanto así que se asusto de sobremanera cuando ella comenzó a aporrear la puerta
gritándole a Sirius que abra, parecía como un demonio de esos de los cuentos
que están encerrados entre miles de ángeles. ¿No era al revés en este caso? ¿El
ángel intentaba salir mientras estaba encerrada con el demonio? No valía la
pena pensar en eso, lo que si valía la pena era abrir la bendita botella que parecía
cada vez más una enemiga de temer. Finalmente oyó aquel canto de ángeles que
significaba que la había vencido pero no alcanzo a disfrutar porque se la
arrebataron de las manos. Era Lily, de nuevo, pero ahora le increpaba para usar
la varita y sacarla de ahí, agregando que si quería estar con su fan lo mejor
era abrir la puerta para que ambos pudieran salir. Se puso de pie para estar a
la altura de su compañera y alzo una ceja. -Sirius me quito la
varita antes de entrar porque dijo que esa cosa podía explotar si había varitas
cerca, obviamente ya sé que mentía pero si me ha encerrado aquí por algo debe
ser. La arrogancia seguía siendo su mayor defecto, pero ahora era
sincero y esa característica suya parecía haberse perdido con la sinceridad, ya
había asumido que estaba atrapado y por lo tanto lo único que quedaba era
esperar a que alguno de los merodeadores se diera cuenta de que era causa perdida encerrarle ahí para
que lo sacaran de inmediato y regalarles un par de hechizos por atreverse a
jugarle una broma de este tipo. -Lo siento, Evans, pero no me
interesa salir de este lugar para tener que ir a soportar a una chica que no me
gusta, prefiero quedarme aquí…. la vista es más hermosa –le dijo mirándola
a los ojos y perdiéndose en aquel lugar, los ojos de Lily siempre le habían parecido
hermosos y ahora que podía apreciarlos de manera perfecta podía reafirmar esa teoría.
Sonrió y bajo la mirada para luego ir a
buscar alguna ventana, pero lamentablemente la caída iba a ser demasiado dura
si se atrevían a saltar, sobre todo si no llevaban la varita encima.
-Mira, lo siento porque te hayan encerrado aquí, la verdad es que de
haber sabido que harían esto hubiese hecho algo por evitarlo…. Es obvio que mi
sola presencia te molesta…. -fue lo que dijo mientras caminaba hacia la
puerta y le daba un par de golpes con el hombro, intento inútil ya que quizás la
habían hechizado para que solo abriera desde el otro lado.