.Una noticia inesperada.

por **NARCISSA BLACK** Jue Jul 28, 2011 1:41 am

02 de Septiembre, 01:15 am|| Lucius Malfoy

Las manecillas del reloj marcaron la una de la madrugada. Dos latidos de un corazón y un suspiro resignado después, una melena rubia abandonaba la calidez de su almohada para incorporarse y tratar de conseguir algo de paz interior. La habitación estaba en un silencio solo interrumpido por algunos ligeros ronquidos de sus compañeras y sus respiraciones acompasadas, por lo demás, la quietud embargaba el lugar que un par de orbes azules examinaba con atención y sigilo. Narcissa Black no era de tener dilemas en plena madrugada, en realidad solía dormir como un ángel y dedicarse a sus disyuntivas personales a lo largo del día pero esto había sido demasiado, inclusive para ella.

Poniendose de pie y acomodando sus rubios cabellos en un acto inconsciente, tomó la bata plateada que descansaba a los pies de la cama y se cubrió con ella, ocultando el veraniego camisón que llevaba como pijama. Sus ojos repasaron la habitación una vez más y tomó con firmeza la carta que reposaba en el velador, introduciendola luego en su bolsillo antes de abandonar la estancia y dirigirse hacia la sala común. No tenía caso seguir allí, a todas luces no lograría conciliar el sueño y mientras se mantuviera con "aquel" tema en la cabeza, seguiría dando vueltas en la cama como si de una chiquilla se tratara. Sus pasos, suaves y casi imperceptibles, la condujeron hasta el sofá central, justo frente a la chimenea que mantenía aun ciertas llamas crepitantes. Verificando que a esas horas de la noche la sala común se encontraba completamente vacía, la rubia se dejó caer en el sofá, subiendo las piernas al sofá y acomodandolas a un lado, mientras su pequeña figura se hacía practicamente un ovillo, casi como si quisiera desaparecer.

¿Que se suponía que tenía que pensar sobre esto? Los pensamientos de la menor de las Black circulaban por su cabeza sin orden alguno, mareandola, confundiendola, casi acosandola. Ni siquiera había asimilado del todo su llegada al castillo cuando entrando a su habitación había sido recibida por la conocida y altiva lechuza de los Black. Un sobre y el sello característico de su familia no le habían dado ninguna tentativa del asunto que querrían comunicarle siendo que solo hacía unas horas había abandonado su hogar para dirigirse a Hogwarts, por lo que simplemente la había dejado sobre el velador, anotando mentalmente el leerla al terminar sus clases del día.

Grave error.

Más palida que de costumbre, sus orbes azules se movieron incesantes mientras recorrían la pulcra pero distante caligrafía de su padre, donde se le anunciaba con toda la sequedad y frialdad del mundo que había sido pedida en matrimonio y obviamente, Cygnus Black había aceptado. Narcissa Malfoy, ese sería su inminente futuro. Con un escalofrío de sorpresa y un vacío en el pecho que no supo interpretar, la rubia había tenido que recomponer la expresión casi de inmediato, disimulando que nada ocurría y continuando con sus asuntos hasta la hora en la que finalmente había podido excusarse y dirigirse a la habitación, para poder cavilar a gusto bajo la proteccion que los doseles de su cama le otorgaban. ¿Como podían haberle hecho algo así? ¡A ella! Narcissa nisiquiera podía dilucidar con propiedad como era que se sentía en aquellos momentos. Confundida, traicionada, avergonzada, sorprendida, desplazada, temerosa y un sinfin más de sentimientos que revoloteaban en su interior al tiempo que uno pequeñito se abría paso, sorprendiendola aun más. Ella no se encontraba...disconforme con la decisión que habían tomado a sus espaldas, enteramente sobre su vida y sin ningun tipo de consideración hacia ella. Por lo menos no aun. Lucius Malfoy era su compañero de casa, un Slytherin de conducta intachable y de familia por demás ejemplar. Pero aparte de eso, era el joven con el que practicamente más había convivido en su infancia y adolescencia, fuera de sus primos. Reuniones familiares, cenas elegantes y bailes organizados por familias honorables habían sido algunos de los escenarios donde había coincidido con el rubio, por lo que un desconocido tampoco era. Mucho menos ahora que cursaban ambos sus estudios en Hogwarts, él un año por delante de ella.

Pese a ello, Ciss no tenía idea que era lo que él pensaba sobre la decisión que se había tomado sobre su futuro en común. ¿Estaría de acuerdo? ¿Habría sido parte de su decisión, quizas? ¿O por el contrario repudiaba la idea? ¡Quizás ni siquiera le habían notificado aun! Mil y una ideas circulaban por su mente y no pudo menos que suspirar, agobiada por completo. Pensando que quizás debería despertar a alguna de sus hermanas para consultar con ellas lo que le estaba sucediendo, descartó rapidamente la idea. Bellatrix la mandaría a criar gusarapos si se atrevía a interrumpir su sueño y Andrómeda...bueno ella seguramente la escucharía y se levantaría para acompañarla, pero la verdad era que se sentiría demasiado egoísta de despertarla solo por eso. Tendría que esperar. Un peso repentinamente se acomodó en su regazo, haciendola sonreir al identificar, sin necesidad de bajar la mirada, a su pequeño minino. -Hola hermoso, ¿Tú siempre sabes cuando te necesito no es así?-murmuró,sonriendo ligeramente y regalandole suaves caricias a Z, el felino gris que tenía de mascota.